Cisne blanco, cisne negro. El bien y el mal asisten al mismo lago: el ballet más célebre de la historia
Con las ínfulas de su vanidad a flor de piel, el director de una ficticia compañía de ballet de Nueva York (Vincent Cassel) observa un ensayo donde su ascendente estrella (Natalie Portman, en la actuación que le dio un Oscar en 2011) prepara el rol más emblemático del repertorio clásico. Sin eufemismos, cuando ella se acerca a recibir sus correcciones, él la presiona: “Sabía que el Cisne Blanco no sería un problema. El verdadero trabajo será tu metamorfosis en su gemela malvada. Preparate para morder”. A partir de entonces, la película El cisne negro toma el sinuoso camino de un thriller psicológico, abrazando los peores estereotipos del mundo de la danza, pero usa como motor de la narración el desafío que significa para una bailarina interpretar a la vez los dos roles protagónicos de El lago: Odette y Odile. ¿Por qué cree el coreógrafo que la transformación de Nina no es suficientemente buena? ¿Qué tiene que tener?